El nuevo reloj Slim d’Hermès Quantième Perpétuel confirma que la Maison vive su mejor año relojero
Si dijéramos que Hermès siempre ha creado objetos que acompañan a sus dueños como si fueran cómplices, no nos equivocaríamos ni lo más mínimo. Ese es, quizá, el espíritu más bonito de la Maison: transformar lo cotidiano en algo que invita a jugar, sentir y disfrutar. En Hermès, incluso el tiempo tiene esa cualidad de objeto. No es solo un sistema de medición; es un espacio para abrir paréntesis y dejar que aparezcan emociones nuevas.
2025 está siendo un año importante para su división relojera. Hermès ha dado pasos firmes con dos lanzamientos recientes que han marcado el camino: el Hermès Slim d’Hermès Néo Brandebourgs, presentado el pasado 3 de noviembre, y el Hermès Cut con esfera azul, presentado el 3 de octubre. Ambos modelos han reforzado algo que Hermès lleva años trabajando: crear relojes que van más allá de la función y se convierten en pequeñas piezas de inspiración diaria.
En este contexto aparece el Slim d’Hermès Quantième Perpétuel, una pieza que gira alrededor de una idea clara: volver a lo esencial sin renunciar a la técnica.
Un calendario perpetuo que late con calma
Diseñado por Philippe Delhotal en 2015, el Slim d’Hermès nació para simplificar. Líneas nítidas, proporciones contenidas y una estética que respira calma. En su interior vive una de las complicaciones más exigentes de la relojería: el calendario perpetuo.

Hermès ha conseguido integrarlo sin romper la pureza del diseño. Cada elemento parece haber encontrado su sitio natural dentro de la caja de oro rosa. Nada pesa. Nada estorba. Y aun así, todo está ahí.
En la esfera, creada en los talleres de Noirmont, destacan las cifras diseñadas por Philippe Apeloig. Son ligeras, casi juguetonas, y marcan el paso del tiempo con una claridad elegante. El centro, acabado en un marrón galvánico que cambia según la luz, acoge unas agujas bastón doradas que cuentan horas y minutos con una serenidad casi hipnótica.
Alrededor, cuatro contadores organizan la fecha, los meses, el segundo huso horario, los años bisiestos y unas fases lunares hechas con nácar y aventurina. Los acabados arenados, acaracolados y soleillé aportan profundidad y orden, como si la esfera respirara desde dentro.
¿Cuáles son las características técnicas de este reloj?
El corazón del Slim d’Hermès Quantième Perpétuel es el movimiento extraplano H1950 de manufactura Hermès. Funciona con cuerda automática y está fabricado en Suiza. Su diámetro es de 30 mm y su grosor total, sumando el módulo del calendario perpetuo, apenas llega a 9,06 mm. Una proeza.

Este movimiento ajusta automáticamente los meses teniendo en cuenta los años bisiestos. Cada cuatro años recuerda que febrero tiene 29 días y lo registra sin ayuda del usuario. Es una manera muy Hermès de entender el tiempo.
Además, incluye un segundo huso horario (GMT) con indicación día/noche y una ventana de fases lunares. La reserva de marcha alcanza las 48 horas y late a 21.600 alternancias por hora. A través del fondo de zafiro se ven los puentes biselados a mano, decorados con la inicial H. Es un movimiento que habla de paciencia, precisión y oficio.
Un reloj que une tradición y materia
La caja, de 39,5 mm, está hecha en oro rosa con cristal y fondo de zafiro antirreflejos. Es delgada, sobria y agradable de llevar, incluso durante todo el día. La esfera marrón combina con una correa de aligátor habano que recuerda otro de los grandes saberes de Hermès: el trabajo de la piel. Este reloj lleva en la muñeca una forma antigua de medir el tiempo, la misma que nació observando estrellas y ciclos lunares. Pero lo hace con el estilo discreto y cálido que define a Hermès desde hace décadas.

