Instintos Inquebrantables es un viaje emocional hacia lo que nos hace humanos. Miuccia Prada y Raf Simons demuestran que, en la moda, lo natural y lo espontáneo pueden convertirse en la nueva definición de lujo y elegancia.
Miuccia Prada y Raf Simons exploran el instinto humano más esencial. con una colección de otoño/invierno 2025-2026 que lleva a los espectadores a un viaje íntimo, donde la espontaneidad y la pasión desbancan a lo calculado.
La última colección de Prada, titulada Instintos Inquebrantables, es un manifiesto en favor de lo humano, lo visceral y lo primitivo. Miuccia Prada y Raf Simons han creado una narrativa que exalta lo no aprendido y lo natural como fuentes de creatividad. Si tenemos tendencia a pensar que la moda (a menudo) parece premeditada, esta propuesta aboga por abrazar las emociones crudas y las respuestas automáticas como una forma de elegancia.
En la pasarela, los modelos exhibieron prendas que capturan la tensión entre la seguridad y la vulnerabilidad. La piel de borrego, utilizada como segunda piel tanto en interiores como exteriores, se presentó como un símbolo de protección, mientras que los tejidos de punto adornados con elementos metálicos sugieren amuletos que evocan supersticiones y protecciones innatas. Los gestos más simples del diseño —superposiciones, cortes orgánicos y contrastes visuales— narran una historia profundamente humana: vestirnos como reflejo de nuestras emociones más íntimas.
El espacio del desfile, concebido por AMO, transformó el Depósito de la Fondazione Prada en un escenario de contrastes impactantes. Las estructuras de metal industrial colisionaron con suaves alfombras diseñadas por Catherine Martin, creando una atmósfera cargada de tensión táctil. Esta dualidad se extendió a los niveles arquitectónicos que dividían el espacio, obligando al público a reinterpretar la monumentalidad del lugar.
La iluminación, como si de una película se tratara, alternaba entre penumbras íntimas y destellos brillantes, creando un aura cinematográfica que evocaba escenas de clubs clandestinos. Este entorno transportó a los asistentes a un lugar donde los instintos humanos más básicos, como la necesidad de conectar, se volvieron tangibles.
En la colección, el romance no es cursilería, sino un movimiento apasionado hacia lo auténtico. Prada redefine la sofisticación al liberarse de lo racional y abrazar lo emocional. Las combinaciones inesperadas de materiales y las referencias visuales impulsivas nos invitan a experimentar la moda desde un lugar más visceral y menos calculado.
En palabras de la colección, la moda se convierte en una herramienta para explorar nuestra humanidad más pura, un recordatorio de que la creatividad y el instinto son aliados inseparables.