El manual del esmoquin que ningún invitado quiere reconocer que necesita.
Ha llegado la hora de hablar del esmoquin: ¿Por qué los tíos la lían cada vez que hay que ponerse un esmoquin? ¿Es que acaso el traje y el esmoquin son lo mismo? No, no lo son, y solo la duda ofende. Ni son lo mismo tienen la misma función. Pero es que el tiempo pasa, las generaciones cambian y los hay que ya han nacido con un móvil en la mano que, de tanto estímulo y tanta tendencia, ya no saben cuando ponerse hay que ponerse una corbata y cuando es obligatoria la pajarita.
El esmoquin de rigor es un traje negro de noche con solapas de seda y un galón sencillo -una tira estrecha también de seda que recorre toda la costura externa del pantalón-, que se lleva con camisa blanca de esmoquin, pajarita negra y pañuelo -de lino blanco o de seda en algún color-, calcetines de seda (o de lana muy fina) hasta la rodilla de color negro y zapatos de noche de cordones, mocasines de charol o escarpines con ligero tacón y lazo.

El esmoquin es el dress code para las cenas de gala en las que en la invitación se indica expresamente que se debe acudir de esmoquin. El problema viene cuando, por obra y gracia del paso del tiempo, del desarraigo a las tradiciones y al respeto por el protocolo, vemos en dichas cenas un batiburrillo de trajes de diario con pajarita, chaquetas de esmoquin con pantalones de traje y otras mezclas que, lejos de ser modernas, son del todo inapropiadas.

Pero pongámonos en contexto: aunque ahora muchos consideran el esmoquin una prenda demasiado formal, entre finales del siglo XIX y los años anteriores a la Primera Guerra Mundial se fue estableciendo como una alternativa al frac más cómoda, del que adoptó el color (negro) y, en su forma originaria, también el chaleco (también en negro), aunque en general está más estrechamente emparentado con el traje corriente… y he aquí las dudas que mucho hombres tienen con este conjunto.

Actualmente es habitual ver esmóquines de distintos tipos: de chaqueta recta, con o sin chaleco; de chaqueta cruzada; y con solapas redondas o en pico. Quien se haga un esmoquin a medida podrá diseñarse un modelo «a su imagen y semejanza», pero los de confección solo suelen ofrecer la elección entre dos tipos de solapas y chaqueta recta o cruzada.

En cuanto a los colores, solo hay una alternativa al negro, el llamado «azul media-noche». Al parecer, lo inventó el príncipe de Gales (luego duque de Windsor), quien consideraba que con iluminación artificial el habitual color negro adquiría un brillo verde. Las solapas y el galón de las perneras deben ser siempre negros. Son detalles muy bonitos el cuello de terciopelo y los puños ribeteados en seda, que los esmóquines de confección en serie raramente ofrecen.

La pajarita negra es inevitable; otros colores, son tabú. Solo quien tenga un estilo extraordinario podrá atreverse a romper con esa tradición. La corbata, que en los últimos años se ha visto mucho con el esmoquin, no es es una opción posible… nunca. Si quieres llevar corbata, entonces viste un traje, pero no un esmoquin. Y si no quieres llevar pajarita por la noche, deberás ponerte un traje negro con corbata negra… y puestos a ir de negro, pues elige mejor el esmoquin y no des la nota yendo en traje. Que ocasiones para ir en traje hay muchas, de esmoquin cada vez menos.

