La colección respira un ambiente entre rave y elegancia silenciosa. Dries lleva la energía de la noche a una pasarela cerrada, jugando con gasas, encajes suaves y capas que caen con calma sobre pantalones de lino lavados, casi como susurrando. Hay estampados que recuerdan a sus jardines secretos—flores y remolinos— pero acomodados con firmeza en sastrería que acaricia.
En ese caos meditado, el abrigo largo doble abotonado te invita a detenerte un instante. Su estructura alarga la figura, al mismo tiempo que moldea la cintura con un giro casi cinematográfico, como sacado de una película antigua.
Hay detalles que hacen sonreír: camisas que parecen dibujadas a mano o cinturones que abrazan la cintura con inesperada sutileza. Es sutil, humano, sin estridencias. El contraste entre lo delicado y lo con forma da vida a una conversación entre deseo y precisión.
La ambientación complementa. Esa vibra de rave retenida: un parking como templo temporal donde todo va más despacio, pero con intensidad. Un contexto que permite apreciarlo sin ruido.
Queda la impresión de una colección que no te llama con gritos, sino que te deja acercarte. Telas livianas, estampados delicados, cortes largos y pensados, todo resulta personal, casi confesional. Hay una emoción quieta, pero real, que emerge del tejido y la forma.
Looks del desfile de la colección masculina otoño invierno 2023 de Dries Van Noten
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