¿Cuándo se cambia de hora en España en invierno? 

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Los días empiezan a ser más cortos y pronto tendremos que cambiar la hora de nuestros relojes. Esto es todo lo que tienes que saber sobre el cambio de hora en España

En España, a diferencia de otros países que no siguen el cambio horario, adelantamos el reloj y lo retrasamos una vez al año. Mucha gente se pregunta cuándo se cambia de hora en España en Invierno. La respuesta es que movemos hacia atrás una hora las manecillas la madrugada del sábado al domingo del último fin de semana de octubre. Mientras que, el último domingo de marzo, las adelantamos.

El cambio de hora es una práctica adoptada en varios países para aprovechar mejor la luz natural durante ciertas épocas del año. En España, esta modificación temporal en la hora oficial tiene como objetivo reducir el consumo de energía. Es fundamental conocer las fechas de cambio para adaptar nuestra rutina y actividades.

Este año 2023, el cambio de hora de invierno se efectuará el domingo 29 de octubre. Cuando el reloj marque las 03:00, serán las 02:00. Pero, ¿cuál es el origen de esta alteración? ¿Con qué sentido la llevamos a cabo?

Un recorrido por la historia del cambio de hora

La idea de llevar a cabo el cambio de hora viene de muy atrás. El científico y diplomático Benjamin Franklin lo sugirió en el siglo XVIII. No obstante, fue un constructor inglés llamado William Willem el primero en plantear un horario de verano que permitiese que los británicos disfrutaran más de la luz del día en el siglo XX.

Al final, la precursora del cambio real fue Alemania. Esto sucedió el 30 de abril de 1916 en plena Gran Guerra. El propósito era el de ahorrar en el combustible generado por la iluminación artificial. A partir de este momento, los países vecinos copiaron la idea.

Pero por muy sencilla que pareciese la aplicación de este cambio horario, la realidad es que generó ciertos inconvenientes en varios países. En Estados Unidos, la posibilidad de los ayuntamientos de elegir si hacer el cambio o no y la diferencia horaria que existe entre unas ciudades y otras acabó generando un verdadero caos.

Más adelante, en 1974, debido a la crisis del petróleo, los países de América del Norte unificaron el cambio de hora. Pocos años después, en 1980, la Unión Europea igualó también las fechas. Desde entonces, nuestro país efectúa el cambio horario dos veces al año.

En nuestro país, hasta 1901 el horario solar dependía del meridiano de Madrid. Sin embargo, de punta a punta de la península existe una diferencia de 50 minutos en la salida y puesta del sol. De este modo, no fue hasta 1918 que este cambio se efectuó por primera vez para reducir las irregularidades.

¿Qué sentido tiene el cambio de hora?

Una vez hecho este recorrido histórico sobre cómo llegó a aplicarse el cambio de hora, es relevante atender a los motivos de fondo de esta acción.

El debate que gira alrededor de esta cuestión, al menos en nuestro país, es acerca de si de verdad el cambio horario contribuye a nuestra economía. El fin principal, es evidente, y está relacionado con el ahorro de energía, pero ¿ son sus resultados tan claros?

En el plano económico, expertos aseguran que esto no tiene ningún tipo de efecto positivo. Si el sol sale una hora antes por las mañanas, ahorraremos esa hora de luz. Sin embargo, si atardece una hora antes supliremos la hora de luz que hemos ahorrado. Por lo que, para mucha gente, la idea de ajustar las horas de actividad con las horas de luz, no tiene tanto sentido.

Teniendo en cuenta que el IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía) cifra en un 5% el ahorro de energía, los que consideran que el cambio de hora no tiene beneficios, optan por recuperar nuestro horario inicial.

En cuanto a este tema que parece tan simple, en 2019 el Parlamento Europeo aprobó poner fin a los dos cambios horarios anuales de obligatorio cumplimiento según la Directiva Europea 2000/84/CE. A partir de entonces, los países miembros son en teoría libres de elegir sí conservar el horario de verano o del invierno.

Más de 140 países del mundo han aplicado el cambio horario alguna vez; sin embargo, en la actualidad menos de un 40% lo lleva a cabo. En América Latina pocos países hacen el cambio horario y en países europeos como Rusia, Turquía y Bielorrusia tampoco ven necesaria esta alteración.

Por otra parte, este intento de ahorro de energía, también tiene efectos en nuestro ritmo cardíaco. Hay estudios médicos que confirman que el cambio de hora altera el ciclo del sueño. No obstante, nuestro biorritmos no tardan en ajustarse al nuevo horario.

Razones detrás del cambio de hora en invierno:

Ahorro de energía:

Una de las principales justificaciones para el cambio horario ha sido siempre el ahorro de energía. Al modificar la hora oficial, se consigue que las actividades humanas se desarrollen en horas donde se aproveche al máximo la luz natural, reduciendo así la necesidad de iluminación artificial y, en algunos casos, de calefacción. Estudios realizados en España han demostrado que el ahorro energético puede llegar a ser de entre un 2% y un 5% del consumo eléctrico diario en los periodos de cambio horario.

Beneficios en el tráfico y seguridad vial:

Alineando mejor las horas de mayor actividad con las horas de luz natural, se consigue reducir los riesgos en la carretera. Muchos accidentes ocurren durante las horas del crepúsculo, cuando la visibilidad es limitada. Al tener más horas de luz durante las actividades pico, como la salida del trabajo o la escuela, se reduce la probabilidad de accidentes.

Impacto en el ritmo circadiano:

Aunque el cambio horario puede parecer menor, tiene el potencial de afectar nuestro reloj biológico. Algunos estudios sugieren que este ajuste puede causar desequilibrios temporales en nuestro ritmo circadiano, pudiendo afectar la calidad del sueño, el estado de ánimo y hasta la alimentación. Sin embargo, es importante destacar que estos efectos suelen ser temporales y se diluyen a medida que el cuerpo se adapta al nuevo horario.

¿Cómo afecta el cambio de hora a los españoles?

Impacto en el sueño: El sueño es una de las funciones biológicas más sensibles al cambio horario. Aunque atrasar el reloj en invierno puede parecer beneficioso al “ganar” una hora de sueño, la realidad es que nuestro cuerpo sigue un ritmo establecido por la exposición a la luz y otros estímulos. Esto puede resultar en dificultades para conciliar el sueño y en un sentimiento de fatiga durante el día, al menos durante la primera semana después del cambio.

Actividades cotidianas:

El cambio de hora puede tener un impacto en la rutina diaria de las personas. Por ejemplo, aquellos que suelen hacer ejercicio al aire libre por la mañana pueden encontrar que es demasiado oscuro o frío, lo que les obliga a reajustar su horario o cambiar su rutina. Del mismo modo, las actividades familiares, como llevar a los niños al colegio o las salidas después del trabajo, pueden sentirse diferentes durante los primeros días tras el cambio.

Horarios comerciales y de transporte:

Aunque la mayoría de empresas y servicios públicos mantienen sus horarios, hay sectores que hacen ajustes, como es el caso de algunos transportes públicos que adaptan sus horarios para coincidir mejor con las horas de luz o demanda. Es importante estar atentos a estos cambios para evitar inconvenientes.

Consejos para adaptarse al cambio de hora:

Ajustar el sueño gradualmente:

La adaptación al nuevo horario puede ser más llevadera si preparamos a nuestro cuerpo unos días antes. Es recomendable ajustar nuestro horario de sueño en intervalos de 15 minutos cada día durante la semana previa al cambio. Por ejemplo, si normalmente te acuestas a las 23:00, intenta hacerlo a las 22:45, luego a las 22:30 y así sucesivamente. Este ajuste gradual facilita que nuestro reloj biológico se sincronice con el nuevo horario sin sentir un impacto abrupto.

Exposición a la luz natural:

La luz es un regulador clave de nuestro ritmo circadiano. Tras el cambio de hora, es esencial exponernos a la luz natural durante la mañana. Si es posible, intenta dar un paseo a primera hora o, al menos, abre las cortinas para que la luz entre en tu hogar u oficina. Esta exposición temprana a la luz ayuda a “resetear” nuestro reloj interno, facilitando la adaptación.

Evitar pantallas antes de dormir:

Las pantallas de dispositivos electrónicos emiten luz azul, la cual puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño. Es especialmente importante ser consciente de esto durante el periodo de adaptación al nuevo horario. Intenta reducir la exposición a pantallas al menos una hora antes de tu hora de dormir para mejorar la calidad de tu sueño.

Mantener una rutina estable:

Aunque el cambio horario pueda desajustar algunas de nuestras actividades, mantener una rutina diaria regular, especialmente en lo que respecta a las horas de comidas, ejercicio y descanso, puede facilitar la adaptación. Nuestro cuerpo se rige por patrones, y conservar una estructura diaria nos ayuda a adaptarnos más rápidamente al nuevo horario.

Evitar siestas largas:

Si bien una breve siesta puede ser revitalizante, especialmente si sentimos fatiga debido al cambio de hora, es importante que esta no sea muy prolongada. Dormir demasiado durante la tarde puede dificultar conciliar el sueño por la noche. Si sientes la necesidad de dormir una siesta, intenta que no supere los 20-30 minutos.

Alimentación equilibrada:

Lo que comemos también puede influir en cómo nos sentimos durante el proceso de adaptación. Evitar comidas pesadas y ricas en azúcares antes de dormir puede ayudar a mejorar la calidad del sueño. Además, mantenerse hidratado y consumir alimentos ricos en triptófano, como plátanos, nueces o pavo, puede favorecer la producción de melatonina.

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