Una revisión sistemática recién publicada en Nutrients sostiene que los carotenoides —los pigmentos de frutas y verduras— activan defensas antioxidantes, calman la inflamación, impulsan el colágeno y mejoran la hidratación. La clave: dieta, cosmética bien formulada y hábitos.
La revista de divulgación científica Nutrients acaba de publicar una revisión de 176 estudios que aterriza una idea con mucho interés clínico y práctico —sí, podemos ayudar a frenar el envejecimiento cutáneo “desde dentro”, y los carotenoides tienen un papel protagonista. El trabajo resume cómo estos compuestos actúan a nivel molecular y tisular, y propone un enfoque integrado que combina nutrición, cosmética basada en evidencia y estilo de vida.
¿Qué son y qué hacen en la piel?
Los carotenoides —β-caroteno, licopeno, luteína, zeaxantina o astaxantina— neutralizan especies reactivas de oxígeno, reducen la inflamación crónica y amortiguan el daño fotoinducido. Además, favorecen la síntesis de colágeno y ácido hialurónico, refuerzan la barrera y apoyan la hidratación. El resultado: mejor elasticidad, menos degradación dérmica y una piel más resistente al estrés oxidativo diario.
La revisión explica que su acción es sinérgica: actúan como antioxidantes directos, modulan rutas como Nrf2, NF-κB y AP-1, y frenan metaloproteinasas que rompen la matriz extracelular. También apuntan a fotoprotección “intrínseca” al acumularse en la piel y elevar el umbral de eritema.
Salud de dentro a fuera: dieta, microbioma y entrega inteligente
El mensaje no se queda en “come más color”. La absorción de carotenoides mejora si se acompañan de grasas insaturadas (piensa en aceite de oliva) y de matriz alimentaria bien tratada (cocciones suaves que ablandan la pared vegetal). El microbioma intestinal también cuenta: ciertas cepas probióticas pueden facilitar su bioaccesibilidad y conversión, lo que se traduce en más disponibilidad para la piel.
El artículo propone un plan holístico: nutrición rica en carotenoides, cosmecéuticos formulados con sistemas de liberación avanzados (nanoemulsiones, liposomas, NLC) y hábitos que bajan el “ruido” inflamatorio —actividad física regular, gestión del estrés, buen sueño y cuidado del ecosistema cutáneo. Este enfoque integrado potencia resultados y reduce efectos indeseados, sobre todo en personas mayores o con sobrecarga oxidativa.
Cuáles son los alimentos con más carotenoides
- Zanahoria (β-caroteno)
- Boniato (β-caroteno)
- Tomate y productos derivados (licopeno)
- Pimiento rojo (capsantina y β-criptoxantina)
- Espinaca (luteína, zeaxantina)
- Kale o col rizada (luteína, zeaxantina)
- Calabaza (β-caroteno)
- Maíz (zeaxantina)
- Sandía (licopeno)
- Mango (β-caroteno)
- Papaya (β-criptoxantina y β-caroteno)
Pistas útiles (sin prometer milagros)
Empieza por el plato: tomates y derivados (licopeno), zanahoria y boniato (β-caroteno), espinacas y kale (luteína/zeaxantina), pimientos rojos y frutas anaranjadas (β-criptoxantina). Añade una fuente de grasa saludable para mejorar la absorción. Si optas por suplementos o sérums con carotenoides en tu rutina antienvejecimiento, busca formulaciones estables y combinaciones inteligentes con vitaminas C y E. Y recuerda la regla de oro: constancia diaria y fotoprotección tópica de amplio espectro; lo uno no sustituye lo otro.
Un último apunte de la revisión que nos encanta por su visión 360º: la piel refleja la salud sistémica. El estado inmune, el metabolismo, incluso el estado de ánimo y la función cognitiva, influyen en el equilibrio cutáneo. Cuidar estos ejes mientras sumas carotenoides es una apuesta razonable para envejecer mejor. La ciencia ya ha puesto el foco; ahora toca aplicarla con cabeza.
Fuente: Stanescu C. y cols. “Skin Aging and Carotenoids: A Systematic Review of Their Multifaceted Protective Mechanisms”, Nutrients (publicado el 9 de agosto de 2025).
– https://www.mdpi.com/2072-6643/17/16/2596