Madrid no detiene su movimiento, y cada rincón añade matices a esta ciudad llena de historia y cosas que ocurren de repente mientras paseas por sus calles. En el Barrio de Trafalgar se encuentra el hotel One Shot Luchana, una alternativa interesante para alojarte en un edificio neoclásico de principios del siglo XX y vivir la capital de forma (muy) distinta. Su apuesta por el arte como elemento diferenciador y la cuidada propuesta culinaria en Saluttería Luchana hacen que quienes se alojan aquí vivan una experiencia tan cómoda como completa.
Aquí dentro hay arte (y mucho)
El hotel One Shot Luchana no se conforma con cuatro elementos decorativos dispersos en los pasillos y puestos sin intención. Aquí van más allá con la idea de que viajar también implica encontrarse con obras interesantes en cada rincón del hotel. La cadena One Shot Hotels lleva 12 años adaptándose a los diferentes gustos de los huéspedes. Se nota en las exposiciones temporales, en cómo cuidan hasta la última detalle y en ese ambiente que mezcla lo clásico (hola, fachada neoclásica) con lo moderno (hola, servicios y conectividad).
El arquitecto Jesús Carrasco-Muñoz Encina dejó su huella en este edificio. Me hace gracia porque a veces me fijo hasta en los carteles de “subida a la terraza” o “ascensor por aquí”. Creo que dicen mucho de la personalidad del lugar, y en este caso no defraudan. Todo tiene un puntito creativo. Si eres de esos que se entretienen mirando cualquier detalle visual, apúntalo como un “sí o sí” en tu lista.
Saluttería Luchana
Uno de los aspectos que más puntos suma es cuando en un hotel no hay un único sitio para comer, sino diferentes espacios, cada uno con su personalidad. Así pasa en la Saluttería Luchana, que se inspiran en los locales italianos donde te sirven embutidos, quesos y productos gourmet para tapear o cenar a lo grande. Aquí han decidido añadirle un giro madrileño. Tienen un restaurante principal y luego una azotea, que es puro vicio.
Los planes gastronómicos se me disparan con estas cosas. Imagínate: subes a tomar algo en la terraza, miras el skyline de Madrid y de paso comes un antipasto lleno de quesos ricos, pan crujiente y un aceite de oliva de esos que te dejan boquiabierto. Te lo digo, se te pasa la tarde volando.
Habitaciones que querrías que fueran tu dormitorio
Si no fuera por las ganas infinitas de explorar cada rincón de Madrid, te quedarías descansado en una de estas 43 habitaciones, disfrutando de la ciudad desde la terraza. Aquí las habitaciones tienen de todo, desde la Estándar (que ya es muy cómoda) hasta la Grand Suite, con su terracita privada que casi te grita “quédate a mirar las azoteas y date un homenaje desayunando al aire libre tumbado en nuestras tumbonas (¿Tumbonas en una terraza? Such a yes!).
La Premium me llamó la atención porque está llena de luz; eso de poder extenderte a tus anchas y tirarte en la cama con un rayo de sol entrando por la ventana es gloria bendita. Y si eres de esos que necesitan ver la calle, la categoría Balcony es ideal: abres el ventanal y te encuentras con la efervescencia de Luchana o Francisco de Rojas.
Punto de partida para cualquier aventura
Si me preguntas por qué elegir este barrio, te diría que la ubicación es un plus total. Vas andando a la calle Fuencarral, a la Plaza de Colón, a la calle Serrano… Es decir, tiendas, moda, gastronomía. De repente descubres rinconcitos a cada paso. Y si lo tuyo es la cultura, el Teatro Luchana y el Teatro Maravillas están al lado. Una opción perfecta para una noche de obra y risas.
Por si fuera poco, tienes cerca el Museo Sorolla. No sé, a mí el plan de pasear por una casa-museo me encanta, es como si vieras a Joaquín Sorolla aparecer en cualquier momento con su lienzo. Además, se come de maravilla por Chamberí. El Mercado de Chamberí, sin ir más lejos, es un lugar donde uno se pierde entre puestos y sale con más ideas para devorar que para cocinar.
También piensan en tu lado currante
Me ocurre que, a veces, viajo por trabajo y necesito un hotel bien situado para moverme rápido. One Shot Luchana cumple: estás cerca de las zonas financieras y, al acabar, puedes desconectar en la azotea o en la Saluttería. La verdad, eso de combinar la jornada laboral con un vinito al atardecer es un planazo.
Si te toca currar en la habitación, tampoco pasa nada. Tienen espacios tranquilos, buena iluminación y un entorno relajado que evita distracciones (bueno, a ver, la tentación de salir a pasear siempre está).
La esencia de One Shot: escuchar al huésped
Dice la marca One Shot Hotels que llevan 12 años renovando sus espacios según lo que la gente pide. Y eso se nota. No han montado un hotel cualquiera. Sientes el arte por los pasillos y los platos no saben a menú prefabricado. El resultado es un sitio con alma, que sabe a barrio y a autenticidad madrileña.
Al final, pienso que One Shot Luchana es un poco la mezcla perfecta: edificio histórico, arte everywhere, comida italiana reinterpretada y un escenario muy castizo.
