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Así se vive la Navidad en el paraíso del Priorat que solo los amantes del vino conocen: alta gastronomía, spa y un paisaje único

Terraza con vistas a los viñedos del Priorat en el Gran Hotel Mas d’en Bruno Terraza con vistas a los viñedos del Priorat en el Gran Hotel Mas d’en Bruno
Desconectar con el paisaje del Priorat como único plan del día es uno de los grandes lujos del hotel.

Entre viñedos, chimenea encendida y cenas que se alargan, el Gran Hotel Mas d’en Bruno se celebra la Navidad desde la calma y el buen vino.

No hay habitaciones libres. Por lo menos, en el preciso momento en el que estoy publicando este artículo, en pleno Puente de la Constitución. Y la verdad que no es para menos. Acostumbrados a asociar esta época del año con semáforos en rojo y centros comerciales llenos, mercadillos navideños y bullicio en plena calle, la simple idea de celebrar las fiesta en un entorno tan exclusivo como único por la belleza de su entorno, parece casi que una utopía. Pero no, es real, y está en el Priorat. Aquí, la Navidad la disfrutas con una copa de vino en la mano mientras el sol se esconde tras colinas cubiertas de viñedos. Así es la Navidad en el Gran Hotel Mas d’en Bruno, un lugar donde vives el lujo desde la tranquilidad y la conexión con la tierra.

Llegar hasta aquí ya es parte del encanto. Desde Madrid, el viaje te lleva en dos horas a un Priorat que se abre ante ti en forma de colinas infinitas y viñas que han visto pasar siglos de historia.

¿Cómo es el hotel Mas d´en Bruno?

Tal y como me cuenta el propio director del hotel -que ha tenido el detalle de venir a recibirme a la puerta del hotel- el edificio principal de este sitio fue construido en 1797. La fachada aún conserva algunas cicatrices del tiempo. Dentro, la elegancia aparece en detalles que no compiten con la historia, más bien la acompañan: madera, piedra y azulejos conforman los elementos principales de una decoración muy acogedora.

Fachada del Gran Hotel Mas d’en Bruno al atardecer rodeada de naturaleza
Un hotel boutique integrado en el entorno del Priorat, donde la elegancia y la calma conviven sin esfuerzo.

Las suites tienen espacio suficiente y muchas cuentan con chimenea y terraza privada. Hay vistas y acceso directos a los viñedos del Priorat, como si la habitación quisiera recordarte por qué estás aquí: para saborear y disfrutar. Dormir con ese paisaje como compañía es un regalo y despertar… aún más.

Suite del Gran Hotel Mas d’en Bruno con terraza y vistas a los viñedos
Suites amplias, chimenea y un paisaje que acompaña desde el despertar hasta la noche.

El hotel solo tiene 24 suites. Esta cifra ya promete silencio y atención. Esta Navidad puede ser ese plan que necesitabas con la persona adecuada. Una cena larga, una copa más, una conversación que hace tiempo esperabas. Aquí las estancias tienen como leitmotiv la intimidad.

Cuando te apetece salir a dar un paseo, la Sierra del Montsant está muy cerca. Senderos que llevan a pequeños descubrimientos: una bodega, una ermita, un mirador que emociona. También puedes visitar Siurana o la Cartuja de Escaladei, dos nombres que cuentan parte de la historia de este territorio.

Viñedos del Priorat en invierno bajo la luz del amanecer
El terreno del Priorat, lleno de historia y carácter, acompaña cada estancia con su propia belleza.

Y cuando llegas de vuelta al hotel, el cuerpo pide otro tipo de viaje.

El spa del Mas d’en Bruno ocupa lo que fue la antigua bodega de la masía. Sigue conservando algunos restos arqueológicos, como el lagar que un día se usó para producir aceite. Ahora es un refugio cálido, con piscina climatizada, jacuzzi, sauna, baño de vapor y tratamientos con vino que aprovechan las propiedades de la uva del Priorat. Cerrar los ojos y dejarse mimar. Así se vive aquí el bienestar.

Lo que más me gustó del hotel: su gastronomía

Luego llega la gastronomía. Y llega con fuerza. El restaurante Vinum (al que ya le dediqué un artículo en exclusiva hace unos meses) tiene menús degustación y platos a la carta que tienes que maridar obligatoriamente con los vinos más especiales del Priorat. Déjate aconsejar por el sumiller, sabe de lo que habla. Y es que aquí la cocina mediterránea se expresa con cariño. Cenar aquí es una forma de conocer el territorio sin levantarte de la silla.

Elaboración del restaurante Vinum con producto local del Priorat.
La cocina mediterránea se disfruta con guiños al terroir y maridajes pensados para realzar cada bocado.

Durante el día, Tarraco & Pool Bar se encarga de alimentar las horas felices junto a la piscina (¡también hay un jacuzzi exterior que pide a voces una botella de vino en pareja!).

Y si como yo eres de los que disfruta de las sobremesas largas, muévete hasta Bruno’s Bar. Aquí la coctelería clásica tiene un toque personal que te invita a continuar la conversación hasta esos recovecos de la memoria en los que a uno le gusta sentirse comprendido.

Terraza del Tarraco & Pool Bar con vino y vistas a los viñedos del Priorat
Una copa de vino al aire libre, buena compañía y los viñedos alrededor: así se disfruta el Priorat.

Como no podía ser de otra manera, Mas d´en Bruno tiene una vinoteca que bien podría ser la «piedra filosofal» de este sitio. Aquí se organizan catas exclusivas entre botellas antiquísimas, techos de ladrillos abovedado y un silencio que parece haber sido calculado para para escuchar el alma del Priorat.

En Navidad, el hotel adquiere un brillo especial. Aquí el exceso abrumador de los adornos navideños no es necesario, la luz natural ya hace su trabajo. Los viñedos se visten de invierno. Y la sensación de estar en un lugar absolutamente único se intensifica.

Spa del Gran Hotel Mas d’en Bruno con piscina climatizada y muros originales del antiguo lagar
Bienestar en un espacio único: el antiguo lagar transformado en un spa para relajarse sin prisas.

Si tuviera que que definir al resto de los huéspedes que me acompañaron, digo sin miedo a equivocarme que Mas d’en Bruno es perfecto para aquellos que, como yo, buscamos intimidad y buena mesa. Para aquellos que deseamos respirar naturaleza porque sabemos que ese es el verdadero lujo. Para aquellos que, como yo, queremos despedir el año disfrutando de un paisaje que te habla a través de su uva.

¿Qué cosas no pueden faltar en tu maleta para venir al Gran Hotel Mas d´en Bruno?

Hacer la maleta también forma parte del viaje. Y aquí basta con llevar lo justo para disfrutar bien de cada plan. ¿Qué cosas no puedes dejar de meter en tu maleta cuando vengas? Un bañador para disfrutar del spa y la piscina climatizada. Botas cómodas para caminar entre viñedos y explorar la Sierra del Montsant. Ropa relajada para vivir el hotel de día. Y para las cenas en Vinum, un outfit un poco más arreglado siempre viene bien. Si vienes en Navidad, añade guantes y gafas de sol. Con solo esto, la experiencia ya empieza con buen pie.

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