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Cómo vivir una Navidad de cuento a bordo de un crucero de lujo por el Rin

Decoración navideña en las calles de Estrasburgo durante el crucero por el Rin Decoración navideña en las calles de Estrasburgo durante el crucero por el Rin
Estrasburgo vive la Navidad con una imaginación desbordante: fachadas que se convierten en escenas de cuento. | Foto: Cuco Cuervo.

Un crucero boutique, mercadillos navideños, ciudades llenas de magia y un lujo que se vive sin prisas: así se celebra la Navidad en Riverside Luxury Cruises.

Hay momentos del año que piden parar, respirar, volver a celebrar lo esencial… Y si hay un escenario que invita a hacerlo, ese es la Navidad en Europa. Las luces, los villancicos clásicos al piano, el aroma a chocolate caliente en las calles. Pero esta vez la Navidad no se vive entre prisas ni atascos. Se vive flotando. Navegando por el Rin a bordo del Debussy, la joya fluvial de Riverside Luxury Cruises.

Un viaje de cinco días y cuatro noches que te lleva desde Basilea a ciudades como Estrasburgo, Heidelberg y Frankfurt. Todas con sus mercadillos navideños llenos de encanto y esa magia que la vieja Europa guarda para estas fechas.

La bienvenida al lujo a bordo del Debussy

El viaje comienza en Madrid. Volamos a Basilea con la ilusión de quien sabe que le espera algo especial. Al llegar al puerto, todavía con las maletas a cuestas, ya nos están recibiendo con un séquito de servicio dispuesto a hacerse cargo de todo aquello que nos incomoda en los viajes. Ni esperamos, ni buscamos dónde dejar el equipaje. El personal se ocupa de todo. Y ahí entendemos la promesa: aquí el tiempo del viajero importa y se cuida.

Crucero Debussy navegando por el río Rin rodeado de castillos y pueblos históricos
Navegar por el Rin es vivir una postal eterna mientras el paisaje cambia sin prisa.

Un piano bar. Toallas calientes que te reciben cada vez que entras y sales del barco. Una copa de champán. Y un rincón de pequeños bocados dulces y salados para marcar el inicio de esta aventura. Check-in sin colas ni estrés. Desde el primer minuto, la sensación es clara: vamos a vivir la Navidad con calma, mimo y detalle.

Suites amplias, calma absoluta y la vida a otro ritmo

El interior del Debussy es elegante y acogedor hasta decir basta. Sus espacios combinan un estilo clásico con toques más actuales en tonos tranquilos. Todo invita a sentirse en casa, a sentarse en un sofá mullido y mirar por la ventana cómo el río nos acompaña.

Suite del crucero Debussy con grandes ventanales y vistas al río Rin
Despertar con el paisaje del Rin frente a la ventana es uno de los placeres más especiales del crucero.

La suite es una de las partes del barco que más me gustaron. Son amplias. El colchón casi obliga a dormir un poco más. Y las ventanas… ¡ay, esas ventanas de pared a pared…! al principio parecen un detalle más y se terminaron convirtiendo en «mi pequeño lujo favorito». Un consejo: no cierres las cortinas por la noche y deja que la luz del día te vaya despertando poco a poco mientras amaneces en pleno cauce del río.

Sala de masajes del spa del crucero Debussy con camilla y luz cálida
Un tratamiento en el spa a bordo para terminar el día mimando cuerpo y mente.

También hay piscina. Un spa con una amplia carta de masajes y tratamientos. Los amenities son de Natura Bissé. Y un pequeño gimnasio para quien quiera levantar pesas y hacer dominadas a bordo…

Piscina interior del crucero Debussy iluminada de noche
Un baño calentito después de todo el día de excursión: pequeños placeres que marcan la diferencia.

A bordo, el ambiente es tranquilo. Parejas que disfrutan de un cóctel en el piano bar, amigos compartiendo un viaje que llevaban años deseando hacer. Parejas que eligen una escapada romántica diferente y hasta algún que otro periodista infiltrado que trabaja tranquilo con el ordenador aprovechando el Wifi del barco… y su oferta de tés. Aquí nadie corre. Las prisas se quedan en tierra firme.

Y cuando el barco zarpa, casi ni lo notas. Flotas. De verdad. Los grandes barcos suelen imponer o incluso marear. Este no. Aquí el río es suave y la sensación es de ligereza total.

Estrasburgo, Heidelberg y Frankfurt: la magia de los mercadillos europeos

En Navidad, cada parada del crucero es un regalo. Estrasburgo cubre sus calles de luces desde la tarde. Los tenderetes de madera muestran adornos con historia, figuras de ángeles, muñecos de jengibre, decoraciones talladas a mano por artesanos locales. El aire huele a pan de especias, a canela, a vino caliente. La ciudad brilla de una manera que se queda en la memoria.

Detalle de la decoración navideña en Estrasburgo durante el crucero por el Rin
Estrasburgo se llena de figuras, luces y adornos navideños en cada una de sus calles.

En Heidelberg, el castillo vigila desde lo alto una plaza en la que los niños patinan sobre hielo. Regalos hechos por manos que aman su oficio. Música que no suena en altavoces: la tocan ahí mismo, músicos que disfrutan haciendo que los demás sonriamos.

Vista panorámica de Heidelberg junto al río en invierno
Heidelberg, una de las paradas del viaje, combina historia, vistas espectaculares y espíritu navideño.

Frankfurt ofrece otra cara de la Navidad: tradición y modernidad encontrándose en una ciudad en la que «el casco viejo de la ciudad es más nuevo que el caso nuevo» Literal. Han terminado de reconstruir el casco antiguo en 2018 (cosas de la guerra). Eso sí, las casas antiguas de madera, el árbol gigantesco en plena plaza y los puestos con dulces que endulzan siguen en su sitio…

Cada desembarco se convierte en una historia para recordar.

Una Navidad gourmet a bordo

Cuando regresas al barco tras un paseo por las calles decoradas, hay algo que te espera: la gastronomía.

Postres artesanos servidos en el restaurante Waterside del Debussy
Dulces para celebrar la Navidad como merece: con un final feliz tras cada comida.

En Riverside Luxury Cruises se entiende el placer de la mesa como parte esencial del viaje. En el restaurante Waterside, los desayunos parecen una fiesta diaria. Tortitas, blinis, quesos del mundo, pan recién hecho, frutas, zumos naturales, y los imprescindibles Huevos Royal con salmón ahumado que hacen que cualquier mañana empiece de la mejor manera.

Muñeco cascanueces junto a una selección de embutidos en el crucero Debussy
La Navidad también se saborea a bordo, con pequeños guiños festivos en cada rincón.

El almuerzo llega con una propuesta que cambia constantemente. Sopas calientes para combatir el frío del exterior. Carnes y pescados con cocciones perfectas. Ensaladas con todo tipo de toppings. Y postres que dan ganas de repetir. Pero, eso sí, la noche es la estrella a bordo.

Menús de cinco pasos inspirados en las tradiciones locales. El chef ejecutivo planifica cada plato para que probemos sabores auténticos del destino mientras los mejores vinos europeos armonizan cada bocado. El sommelier nos guía sin fatigar, recomendando con una amabilidad sincera.

Plato de caviar servido en una de las cenas gastronómicas del Debussy
Los menús nocturnos sorprenden con elaboraciones que cuidan el producto local y la técnica.

Y si en algún momento del día apetece un capricho, Le Bistrot abre sus puertas para un picoteo de quesos holandeses, salmón ahumado, panes artesanos o helado casero al estilo italiano. Comer se convierte en una forma de disfrutar la vida.

Selección de vinos europeos en la bodega del crucero Debussy
La bodega del Debussy guarda una cuidada selección de vinos para brindar en cada una de las noches del viaje.

Durante nuestro viaje, el tiempo acompaña y podemos comer en cubierta. Una barbacoa preparada al momento con carnes y mariscos en grandes kamados al estilo coreano. El humo ligero, la brisa fría del Rin, y la emoción de ver cómo cambiamos de paisaje sin dejar el tenedor. Platazos, risas y esa sensación cálida de estar justo donde quieres estar.

El verdadero lujo: personas que cuidan cada detalle

Uno de los secretos mejor guardados del Debussy es su tamaño. Solo 55 camarotes. Máximo 110 pasajeros. Y un ratio que sorprende: por cada dos huéspedes hay un miembro de la tripulación.

Eso es atención personalizada. Pero atención real: la que nace de la cercanía y no de un guion memorizado.

Cada viajero tiene un mayordomo que ayuda con cualquier detalle. Reservar una cena especial. Pedir el desayuno en la habitación. Gestionar una cita para un masaje o resolver cualquier pequeño antojo.

Sin embargo, lo que de verdad convierte este crucero en un lujo absoluto es algo que no se compra: la actitud del equipo.

Esa amabilidad constante. Esa alegría que se contagia. Esa mirada que te dice: “No te preocupes, estás de vacaciones”. Y lo estás. De verdad.

Una Navidad que se recuerda para siempre

En Navidad, el Debussy navega por recuerdos de tu infancia, por esas películas de dibujos animados en las que la nieve y las luces decoraban los tejados, y por la ilusión de sentir que aún hay lugares donde la Navidad se vive con la magia intacta. Luces cálidas en cada puerto. Mercadillos que cuentan historias que no caben en las redes sociales. Ciudades que parecen sacadas de un libro. Y tú, mientras tanto, vuelves a creer en la Navidad.

Este viaje demuestra algo que a veces olvidamos: la Navidad puede ser aún más especial cuando dejamos que la vida vaya más despacio. Cuando cuidamos los detalles. Cuando brindamos por lo bueno, aunque llegue en pequeñas dosis.

Riverside Luxury Cruises logra eso. Acercarte a la Navidad desde el lujo más auténtico: tiempo bien vivido, paisajes que emocionan, conversaciones que valen la pena, gastronomía que se disfruta sin prisas… y una copa de champán al final del día, con el Rin fluyendo bajo tus pies. Así empieza una Navidad de cuento. Y así se queda grabada para siempre.

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