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Elon Musk en 5 jugadas: cómo se hizo millonario y obligó a la industria del motor a electrificarse

Elon Musk en un evento, con traje oscuro y manos entrelazadas Elon Musk en un evento, con traje oscuro y manos entrelazadas
Un liderazgo directo y decisiones rápidas que han marcado el rumbo de Tesla.

Duerme un máximo de seis horas. Tiene tantos compromisos que organiza su agenda en periodos de cinco minutos.

Cuando Elon Musk (Pretoria, 1971) decidió entrar en la industria del automóvil, pocos podían imaginar que un empresario sin pasado en la automoción pondría contra las cuerdas a fabricantes centenarios. Dos décadas después, Tesla no solo es el mayor productor mundial de coches eléctricos —aunque BYD amenace ese liderazgo—, sino también la empresa que ha obligado a toda la industria a reinventarse. Lo ha hecho con un modelo que combina innovación tecnológica, producción estratégica en tres continentes y una visión que rompe con la ortodoxia del sector.

Jugada 1: Convertir la disciplina personal en ventaja competitiva

Musk es un personaje tan singular como influyente. CEO y principal accionista de una compañía valorada en torno al billón de dólares, organiza su vida en bloques de cinco minutos y duerme un máximo de seis horas. Apenas contesta llamadas, su email es privado y aprovecha las reuniones para comer en apenas unos minutos.

Elon Musk joven en los años 90 sentado frente a un ordenador
De programar a los 12 a vender Zip2 y PayPal: el capital que luego impulsó Tesla y SpaceX.

Hijo de un ingeniero, fue un niño prodigio que con 12 años ya programaba videojuegos. Tras emigrar a Canadá y estudiar Empresariales y Física en Estados Unidos, creó su primera gran empresa, Zip2, vendida por 300 millones de dólares. Después fundó X.com, germen de PayPal, que eBay compró por 1.500 millones. Con esa fortuna decidió apostar por proyectos con un impacto real en el mundo: SpaceX para llegar a Marte y Tesla para revolucionar el transporte.

Jugada 2: Hacer del coche eléctrico un producto deseable y rentable

Cuando Musk tomó el control de Tesla, la idea de un coche eléctrico atractivo y viable parecía un sueño lejano. Lo convirtió en realidad imponiendo exigencias extremas a sus ingenieros y rechazando las limitaciones tradicionales. El resultado: un catálogo de vehículos que marcó un antes y un después, forzando incluso a los grandes fabricantes a seguir su camino.

Tesla Model Y, SUV eléctrico en estudio, vista frontal tres cuartos
El Model Y sostiene el volumen global de Tesla y su expansión en EE. UU., Europa y China.

Tesla no solo lideró las ventas globales de vehículos eléctricos durante años, sino que mantiene márgenes de rentabilidad muy por encima de competidores como Ford. Con fábricas en EE.UU., Europa y China, Musk ha asegurado una posición privilegiada para resistir guerras comerciales y producir cerca de sus mercados clave.

Jugada 3: Verticalizar baterías y asegurar litio para bajar costes

Uno de los grandes activos de Tesla es el control sobre su cadena de suministro. La compañía ya fabrica celdas de baterías a gran escala en Estados Unidos y trabaja en refinar su propio litio. Esto, unido a sus avances en conducción autónoma, la coloca varios pasos por delante en el futuro del transporte.

Plataforma de batería y motores de un Tesla en vista transparente tipo “skateboard”
Apuesta por baterías y cadena de suministro propia para bajar costes y escalar producción.

Musk sabe que el negocio de Tesla no se limita a vender coches de lujo y eléctricos a consumidores con conciencia ecológica. El siguiente paso es monetizar servicios, inteligencia artificial, transporte autónomo y robótica. En ese horizonte, la marca busca convertirse en un proveedor integral de movilidad y tecnología.

Jugada 4: Gestionar al límite y asumir la polémica para acelerar resultados

Su estilo de gestión no deja indiferente. La biografía de Ashlee Vance revela que trabajar para Musk puede implicar reuniones tensas y exigencias extremas. Algunos lo consideran un visionario que lleva al límite a su equipo para lograr resultados. Otros lo ven como un jefe difícil, capaz de ridiculizar a empleados delante de todos.

Portada del libro “Elon Musk. El empresario que anticipa el futuro” de Ashlee Vance
La biografía de Ashlee Vance retrata el método Musk: ambición, foco y riesgo calculado.

En lo personal, Musk ha protagonizado titulares por sus relaciones, sus comentarios en X y su (hasta hace poco) estrecha relación con la administración Trump. Su vida es tan poco convencional como su manera de hacer negocios: desde ponerle a un hijo el nombre X A-12 hasta declarar que ha entregado millones a la madre de uno de ellos sin confirmar la paternidad.

Jugada 5: Del coche a la plataforma: software, autonomía e IA como siguiente salto

Más allá de las polémicas, la contribución de Musk a la industria automovilística es incuestionable. Ha creado el mercado moderno del vehículo eléctrico, impulsó la independencia en la producción de baterías y situó a Tesla como referencia tecnológica global.

Su filosofía es clara: “El fracaso es una opción. Si las cosas no fallan, no estás innovando lo suficiente”. Bajo esa premisa, ha llevado al sector hacia una nueva era en la que el coche es mucho más que un medio de transporte. Si nada cambia de forma drástica, su influencia seguirá marcando el rumbo de la automoción durante años.

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