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6 coches que no son Volkswagen… pero montan motores Volkswagen

Coches con motor Volkswagen que no son Volkswagen: KTM X-Bow al atardecer. Coches con motor Volkswagen que no son Volkswagen: KTM X-Bow al atardecer.
Cinco modelos de marcas distintas esconden bajo el capó un motor fabricado por Volkswagen.

Cuando Ford, Dodge o Mitsubishi recurrieron a Wolfsburg:6 coches que no son Volkswagen… pero montan motores Volkswagen.

La marca Volkswagen no solo vende coches. También vende motores. Es su otra gran línea de negocio, menos visible y muy influyente. Muchos fabricantes ajenos confían en esos bloques por una razón simple: funcionan, pasan normas y cuentan con soporte global. Cuando buscas fiabilidad y garantías, llamas a Wolfsburg.

Todo empezó con el bóxer refrigerado por aire del Escarabajo. Sencillo, resistente y fácil de reparar. Luego llegaron Golf y Polo con cuatro cilindros de agua. Más limpios y eficientes. Después nació el VR6, compacto para montar en transversal. El TDI hizo escuela en consumo y par en carretera. En la era turbo, el TSI modular (EA888) se convirtió en comodín: potencias escalables, buenos consumos y millones de unidades. En paralelo, los W8, W12 y W16 sirvieron de escaparate técnico.

Con ese recorrido, la marca abastece a su propia familia… y a terceros. Firma acuerdos de suministro y alianzas. Muchas marcas optan por montar un TDI o un TSI de Volkswagen para evitar desarrollar un motor desde cero. El beneficio es claro: menos tiempo, menos costes y homologaciones ya resueltas.

El atractivo está en las garantías. Motores probados, actualizaciones de software, cadenas logísticas fuertes en Europa y un historial de mantenimiento que ya conocen miles de talleres. Así aparecen bajo capós inesperados.

Hoy vamos con 6 ejemplos muy claros. Coches sin el emblema de Volkswagen… con su pulso mecánico dentro.

Chrysler Sebring (Europa, 2007)

Chrysler Sebring 2007 para Europa con motor Volkswagen 2.0 TDI.
En su etapa europea montó el 2.0 TDI del Grupo VW con cambio manual de seis marchas.

En el salto a Europa, el Sebring recurrió al 2.0 CRD de 140 CV del Grupo Volkswagen, con cambio manual de seis marchas. Era el mismo corazón que montaban Passat, A3 u Octavia de la época, y le daba al Chrysler un empuje digno y consumos ajustados para su tamaño. Fue una solución práctica en plena cohabitación industrial: motor probado, recambios fáciles y homologaciones ya hechas. Para un sedán americano, aquello marcó la diferencia en carretera y en taller. Con este conjunto, el Sebring ganaba empaque en largos viajes.

Dodge Caliber (y sus primos Avenger y Journey)

Dodge Caliber con motor Volkswagen 2.0 TDI (CRD) circulando por carretera.
El “americano” que llegó a Europa con el 2.0 TDI de VW: 140 CV y 310 Nm para moverlo con solvencia.

La ofensiva Dodge aterrizó en Europa sin un diésel propio. La respuesta fue el 2.0 CRD de 140 CV firmado por Volkswagen. Primero lo montó el Caliber, y después lo compartieron el Avenger y el Journey. Mismo bloque 1.968 cc, mismo par de 310 Nm y los mismos argumentos: empuje a bajas vueltas, mantenimiento conocido y una red de servicio que ya dominaba ese TDI. Una jugada sensata para entrar en flotas y convencer a quien hacía muchos kilómetros.

Ford Galaxy (la “gemela” de Sharan y Alhambra)

Ford Galaxy de las primeras generaciones con mecánica del grupo Volkswagen (1.9 TDI).
Nacida junto a Sharan y Alhambra, compartió plataforma y motores TDI… incluso versiones con VR6.

La primera Galaxy nació en AutoEuropa, Portugal, como proyecto conjunto con Volkswagen. Bajo su capó convivieron mecánicas del grupo alemán, incluido el 1.9 TDI, y hasta el VR6 en las versiones altas. No es casual que muchos talleres la tratasen como “una Sharan con logo Ford”: compartía plataforma, transmisiones y gran parte del hardware. Resultado: una gran familiar con el empuje elástico del TDI y una fiabilidad muy estudiada por media Europa.

KTM X-Bow (el biplaza que late como un GTI)

KTM X-Bow homologado para calle con motor Volkswagen 2.0 TFSI.
KTM X-Bow homologado para calle con motor Volkswagen 2.0 TFSI.

KTM llevó a la calle un chasis de carbono firmado por Dallara y le metió el 2.0 TFSI del universo Golf GTI. Potencia en torno a 240 CV, peso pluma y cifras que asustan: 0-100 km/h sobre los 3,9–4,4 segundos y 220 km/h de punta. Sin techo, sin parabrisas, con tacto de coche de carreras y mantenimiento “de grupo grande”. Un juguete serio con corazón Volkswagen que convirtió cada tramo en un karting al aire libre.

Mitsubishi Lancer 2.0 DI-D

Mitsubishi Lancer diésel con motor Volkswagen 2.0 TDI “pumpe-düse”.
Entre 2007 y 2010, el Lancer adoptó el 2.0 TDI de VW: 140 CV y mucho par desde abajo.

En 2007, Mitsubishi necesitaba un diésel Euro 4 rápido de homologar para el Lancer. Optó por el 2.0 TDI “pumpe-düse” de Volkswagen, 140 CV y 310 Nm, identificado internamente como BWC. Llegó como DI-D y se mantuvo hasta 2010, cuando entró el 1.8 propio. Suave no era, pero empujaba desde muy abajo y aguantaba bien viajes largos. Para muchos, la gracia estaba en ese maridaje improbable: estética japonesa, chasis noble y un corazón alemán que conocían miles de mecánicos.

Mercedes Vito con VR6 de Volkswagen

Mercedes Vito con motor Volkswagen VR6 2.8 de 174 CV.
Sí, hubo una Vito con VR6 de origen VW: empuje generoso y un sonido muy particular.

La Vito de primera generación montó el 2.8 VR6 de VW en configuración transversal. 174 CV y un bramido muy particular en una furgoneta pensada para trabajar. Una alianza poco conocida que hoy suena a aviso de lo que viene: Mercedes ha colaborado con motores ajenos antes, y volverá a hacerlo cuando tenga sentido.

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