El nuevo reloj Hermès Slim d’Hermès Néo Brandebourgs combina grabado, pintura en miniatura y un tourbillon inédito en una edición limitada de 24 piezas.
Hermès vuelve a demostrar que la relojería también puede contar historias, y esta empieza en 1972. Y es que cada año, la Maison sorprende con algo que no existía antes. En Watches & Wonders 2025, por ejemplo, vimos el Hermès Cut, con su esfera azul hipnótica y su perfil curvado, y ahora la maison vuelve a hacerlo con el Slim d’Hermès Néo Brandebourgs, una pieza que transforma una prenda del siglo XIX en una obra mecánica de 39,5 mm.
Así que si pensabas que lo habías visto todo en relojería… espera a ver cómo Hermès ha convertido una prenda en un movimiento. Y lo ha hecho a través de una historia que mezcla archivo, diseño y savoir-faire artesanal.
Una chaqueta que viaja en el tiempo
Todo empezó en 1972, cuando la artista Caty Latham ilustró para Hermès un pañuelo inspirado en los uniformes militares del siglo XIX. En él aparecía una chaqueta con cierres “brandebourgs” tomada de un antiguo libro de la colección Émile Hermès. Décadas más tarde, el diseñador japonés Daiske Nomura recuperó aquella ilustración y la imaginó como “la armadura del jinete del futuro”.

Esa chaqueta —ahora reinterpretada con tonos vivos y un aire casi cósmico— se traslada a la esfera del nuevo Slim d’Hermès gracias a dos oficios tradicionales: el grabado y la pintura en miniatura. El grabador traza sobre el metal los contornos del dibujo con un buril. Luego, el pintor en miniatura colorea cada parte con paciencia quirúrgica. Es un proceso que lleva horas, pero el resultado lo justifica: una obra de arte portátil que respira movimiento incluso antes de dar cuerda al reloj.
El tourbillon hace su debut
Por primera vez, la colección Slim d’Hermès incorpora un tourbillon. Está situado a las siete, dentro de una jaula adornada con el motivo Lift, esas dos “H” entrelazadas inspiradas en el ascensor del número 24 del faubourg Saint-Honoré de París. Ese detalle no es casual: simboliza la unión entre Julie Hollande y Émile Hermès, un guiño íntimo al legado de la casa.

El tourbillon gira suavemente, casi en silencio, y parece levitar dentro de la esfera. Pese a la complicación, el reloj conserva su delgadez característica. Dentro late el calibre H1950T, un movimiento extraplano de manufactura Hermès, automático, con 48 horas de reserva de marcha y frecuencia de 21.600 alternancias por hora. A través del fondo de zafiro, se pueden ver los engranajes moverse como si respiraran.
Platino, color y precisión
El Slim d’Hermès Néo Brandebourgs tiene una caja de platino de 39,5 mm, con cristal y fondo de zafiro antirreflejos. Es una pieza que se siente ligera en la muñeca, con ese equilibrio tan propio de Hermès entre lo técnico y lo estético.

La correa, como siempre, se fabrica en los talleres de la Maison. Hay dos versiones: aligátor azul abisal o aligátor grafito, ambas con un acabado impecable y un tacto casi de seda. Son correas que, como todo en Hermès, hechas con el mismo primor y cuidado que cualquier accesorio que sale de los talleres de los artesanos de la casa Hermès.
Características técnicas
Edición limitada: 24 ejemplares numerados
Movimiento: Hermès H1950T, manufactura suiza, automático
Reserva de marcha: 48 horas
Frecuencia: 3 Hz (21.600 Alt/H)
Funciones: Horas, minutos, tourbillon a las 7
Caja: Platino, 39,5 mm, cristal y fondo de zafiro antirreflejos, estanqueidad 3 bar
Esfera: Grabado y pintura miniatura
Correa: Aligátor azul abisal o grafito

