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Blancpain acaba de crear un reloj con más de mil componentes hechos a mano que es capaz de tocar dos melodías

Blancpain Grande Double Sonnerie en oro rojo con esfera abierta y complicaciones visibles. Blancpain Grande Double Sonnerie en oro rojo con esfera abierta y complicaciones visibles.
La esfera abierta muestra el tourbillon volante, el calendario perpetuo retrógrado y la arquitectura sonora del movimiento.

Así es el reloj de Blancpain que necesitó ocho años, 21 patentes y un tourbillon volante para hacerse realidad

La casa Blancpain siempre ha sido fiel a la raíz más pura de la relojería. Nació como un proyecto familiar y se mantuvo así durante dos siglos, creciendo en el Vallée de Joux con una idea muy clara: crear relojes absolutamente únicos. En sus talleres se diseñan, producen, ensamblan y decoran todos los movimientos que llevan su firma. Allí conviven complicaciones clásicas como los calendarios perpetuos, los tourbillons, los cronógrafos, los GMT o las repeticiones de minutos. Y ahora, una de las proezas más difíciles de la relojería vuelve al centro del escenario: el grande sonnerie.

Blancpain Grande Double Sonnerie en oro rojo con correa de aligátor en vista vertical.
Una visión completa del Grande Double Sonnerie, una pieza producida en solo dos unidades al año y diseñada para emocionar cada vez que da la hora.

A lo largo de su historia, Blancpain ha demostrado que las grandes complicaciones forman parte de su ADN. El mítico 1735 fue, en su día, uno de los relojes automáticos más complejos del mundo. Hoy, el impulso creativo de Marc A. Hayek —Presidente y CEO de la marca— ha llevado a la manufactura a un nuevo territorio. Su visión no era repetir lo que ya existía. Quería abrir una puerta nueva. Quería un grande sonnerie que emocionara, que se sintiera cercano y que ofreciera algo que nunca se había visto.

Ese deseo acaba de materializarse en el Grande Double Sonnerie, un reloj que marca un antes y un después dentro del universo de las grandes complicaciones.

Una melodía inédita en la muñeca

El punto de partida fue claro: crear un grande sonnerie capaz de ofrecer una melodía real. La mayoría de relojes sonoros utilizan dos notas. Este, en cambio, utiliza cuatro: Mi, Sol, Fa y Si. Y no solo eso. Puede interpretar dos melodías distintas, seleccionables con un simple pulsador en la caja.

Melodía original del Blancpain Grande Double Sonnerie compuesta con cuatro notas para la sonería del reloj.
La melodía propia del Grande Double Sonnerie, escrita por Eric Singer, convierte cada hora en un pequeño concierto.

Una es el clásico carillón de Westminster, la melodía histórica que se escucha en el Big Ben. La otra es una composición original escrita por Eric Singer, batería de KISS y amigo de la marca. Que un músico de rock firme la melodía de un grande sonnerie parece un detalle menor, pero dice mucho sobre la intención del proyecto: unir tradición, técnica y sensibilidad actual.

El resultado es un reloj que interpreta el paso del tiempo de una forma que no existía. Cada hora ofrece una ejecución completa de la melodía, seguida de los cuatro cuartos. Un pequeño concierto privado que sucede directamente en la muñeca.

El corazón técnico: tourbillon volante y calendario perpetuo retrógrado

En el interior del Grande Double Sonnerie late un movimiento que resume lo mejor del savoir-faire de Blancpain. Su tourbillon volante —un icono de la casa desde 1989— aparece ahora con una frecuencia de 4 Hz y una espiral de silicio. Ese pequeño cambio mejora la estabilidad cronométrica y refuerza su resistencia al magnetismo. Además, la vista del tourbillon, sin puente superior, deja el camino libre para apreciar cada movimiento de la jaula.

Detalle del calibre del Grande Double Sonnerie con índices romanos y componentes visibles desde la esfera.
Cada elemento visible -desde los índices romanos hasta los componentes del calibre- refleja el trabajo artesanal del taller de Le Brassus

Junto a él aparece un calendario perpetuo retrógrado construido desde cero para esta pieza. No se utilizó un módulo adicional, sino que se integró directamente en el movimiento para mantener la arquitectura abierta del reloj. Las indicaciones se distribuyen de forma clara: la fecha en el lateral izquierdo y el día, mes y año bisiesto en dos subesferas a la derecha. Los correctores bajo las asas, rediseñados de forma inédita, permiten ajustar todo con la yema del dedo.

Acabados que solo se entienden cuando se ven de cerca

Blancpain reservó su taller de acabados de Le Brassus para esta pieza. La platina principal y los 26 puentes están hechos en oro de 18 quilates, un material más delicado que los metales habituales y que exige una precisión absoluta. Los artesanos aplican anglage, perlage, pulido espejo, fresado con punta de diamante y cepillado lineal. Cada técnica se hace a mano, una por una.

Detalle del tourbillon volante y las subesferas del calendario perpetuo del Blancpain Grande Double Sonnerie.
El tourbillon volante late a 4 Hz y convive con las indicaciones del calendario perpetuo integradas directamente en el movimiento.

Hay un detalle para quienes disfrutan mirando los movimientos: 135 ángulos interiores pulidos a mano. Solo pueden lograrse sin máquinas eléctricas, y para un coleccionista son una declaración de intenciones.

Un sonido que busca emocionar

Para Blancpain, el sonido no es un efecto. Es una experiencia. Por eso el Grande Double Sonnerie utiliza gongs y anillos sonoros de oro, después de probar múltiples aleaciones en sus laboratorios.

Primer plano de los puentes en oro del Blancpain Grande Double Sonnerie con acabados artesanales.
Los puentes en oro de 18 quilates muestran los ángulos interiores hechos a mano, uno de los rasgos más valorados por los coleccionistas.

También incorpora una membrana acústica en el bisel que mejora la transmisión del sonido sin aumentar el volumen de forma artificial. Su regulador magnético asegura un tempo perfecto, sin ruido mecánico y con una precisión que se mide en décimas de segundo.

Marc A. Hayek lo explica con una frase sencilla:

“Un grande sonnerie debe hacer sonreír. Debe emocionar”.

Eso es exactamente lo que persigue este reloj.

El reloj más complejo de Blancpain

El proyecto necesitó ocho años, 21 patentes, más de mil componentes y un movimiento desarrollado de forma íntegra dentro de la manufactura. A pesar de ello, la pieza mantiene un objetivo claro: que pueda usarse. Su caja de 47 mm busca un equilibrio entre presencia y comodidad, y cada unidad puede personalizarse al gusto del cliente. Solo se producirán dos piezas al año.

Movimiento del Blancpain Grande Double Sonnerie visto desde el reverso con puentes de oro y engranajes acabados a mano.
El reverso del reloj revela el calibre 15GSQ: más de mil componentes decorados a mano y trabajados en oro de 18 quilates.

El Grande Double Sonnerie abre una nueva etapa para Blancpain. Una etapa donde la técnica extrema, la música y la emoción se encuentran en un mismo reloj. Una pieza única para quienes creen que la alta relojería también puede sentirse, no solo admirarse.

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