Hablamos con Angelo Petrucci, maestro sastre y director de diseño de Brioni, para descubrirte los 5 mandamientos que todo hombre debe seguir para vestir bien el traje en la oficina.
Si hay un nombre que realmente sabe sobre la alta sastrería masculina, ese es Angelo Petrucci. Maestro sastre y actual director de Diseño de Producto de Brioni, Petrucci lleva más de tres décadas perfeccionando el arte del traje desde el corazón de Roma. Su trayectoria dentro de la firma italiana —reconocida mundialmente por haber vestido a más de 41 jefes de Estado, a iconos del cine como Brad Pitt o Leonardo DiCaprio, e incluso al mismísimo James Bond— lo ha convertido en una de las voces más respetadas e influyentes de la moda masculina.

Fundada en 1945, Brioni encarna la elegancia moderna y natural que solo el auténtico savoir-faire italiano puede transmitir. Desde sus orígenes, la casa ha sido sinónimo de excelencia sartorial, combinando artesanía tradicional, investigación textil y una visión muy actual del lujo. Hoy, bajo la dirección de Petrucci, ese legado continúa evolucionando sin perder ni un ápice de su adn: trajes impecables que parecen hechos para quienes entienden que la verdadera distinción está en los detalles.

Por eso, cuando se trata de hablar de imagen formal en la oficina, nadie mejor que él para establecer las reglas del buen vestir y aprovechando su visita a Barcelona, nos citamos para hablar con él y desgranar los entresijos y «las entretelas» de la alta sartoria. Porque si alguien sabe cómo debe sentar un traje —y cómo debe sentirse quien lo lleva—, ese es Angelo Petrucci, que nos cuenta en esta conversación cuáles son las 5 reglas que todo hombre debería cumplir para ir bien vestido en traje a trabajar.
El traje para ir a la oficina es o azul o gris
El traje oscuro de paño fino de lana es el clásico para la oficina. En cuanto a los colores, no te compliques ni lo más mínimo: «el traje azul oscuro o traje gris oscuro. El marrón y el negro son tabú».

A la oficina siempre irás en camisa
Si bien es cierto que en estos últimos años hemos visto a grandes referentes de estilo vestir el traje con camiseta o polo (no nos olvidemos del look de Dior que Kylian Mbappé eligió para recoger su Bota de Oro), Angelo Petrucci lo tiene clarísimo: «El traje se completa con una camisa formal, de vestir, de manga larga de puño de botón para diario y de puño doble o francés para las ocasiones especiales».

Y recuerda: las camisas de manga corta están fenomenal para conductores de autobús y para policías, pero nunca jamás para ir a la oficina.
Presta especial atención al cuello de la camisa
No la líes con el cuello de la camisa. Si bien es cierto que el cuello abotonado o cuello blanco cuyas puntas se abotonan a la camisa nació para los trajes de negocios, en Europa esa variante se suele considerar demasiado deportiva y no encaja demasiado.

Y es que, pocas cosas hay más desagradables (en lo que a sartoria se refiere) que ver un cuello de una camisa Oxford o un cuello bailongo asomando por debajo de una chaqueta… «Si quieres vestir un buen traje, procura que el cuello de la camisa sea a medida, firme y sin botones», asegura Bertucci.
Nunca olvides la corbata
¿Pensabas que la corbata había muerto? Pues no. La corbata sigue siendo imprescindible. Tal vez algún día le llegue su hora, pero de momento la corbata es a un traje de negocios lo que la servilleta de tela a una comida fina.

Otra cosa es si hablamos de sectores en los que la ropa informal es de buen tono. Pero esa no es la cuestión.
Y podríamos dedicar un artículo completo a hablar de la corbata (de hecho, ya lo hicimos en su día…) pero para no enrollarnos demasiado, ten claro que «la corbata de un traje debe de ser de seda, jamás de fibra sintética, y de nudo simple».
Los zapatos serán siempre negros y de cordones.
Los zapatos deben ser de color negro. Los más formales son los zapatos Oxford o de estilo derby de cordones con pocos adornos o punteados.

Los Brogue de suela gruesa resultan demasiado bastos con un paño fino. Los puristas consideran los mocasines en exceso deportivos y los zapatos de hebillas ciertamente extravagantes. Aun así, lo principal es el color.

