Si estás probándote un traje y entre tanta moda y tanta tendencia ya no sabes si te está bien o te están dando gato por liebre, échale un vistazo a estos 8 puntos.
Que un traje te «bien» o te quede perfecto es cuestión de milímetros. Los test de calidad de un traje te van a dar pistas sobre la naturaleza de los tejidos, pero más allá de lanas puras y buenos acabos, es imprescindible que vistas te quede «cómo un guante». Así que si no quieres dejar tu aspecto en manos de la casualidad debes tomarte esos milímetros muy en serio (¡Ja!, los hombres el tamaño… ¡quién nos lo iba a decir…! sarcasmo).

Demasiado largo, demasiado estrecho, demasiado corto o demasiado ancho: no es solo cuestión de estética, sino de confort. Seguro que te viene a la cabeza esa imagen de hombre salido de un programa de TV de citas con el traje tan ceñido y apretado que parece que va a matar a alguien de un botonazo… ¡Todo mal, todo mal!

Existen diferentes tipos de traje: para el día, para la noche, para ocasiones especiales o trajes para ir a la oficina, independientemente del tipo de traje que lleves puesto, todos los trajes que tengas en tu armario tiene (sí o sí) que cumplir las normas que aquí te vamos a explicar.
En primer lugar, para vestir bien un traje, asegúrare de partir de la talla adecuada. Tal vez sepas ya cuál es, pero de lo contrario la puedes saber midiéndote: la talla de confección es igual al contorno de pecho dividido entre dos; por ejemplo, 108:2 = talla.
El pantalón
Lo primero que te tienes que probar de un traje es el pantalón. La pretina debe tener tal medida que el pantalón no se caiga sin necesidad de cinturón, pero sin que aprete. (Así que mejor no vayas de compras con la barriga llena).

Y recuerda que un arreglo del pantalón no debe modificarlo nunca en más de una talla, porque en caso de hacerlo los bolsillos quedarían desplazados.
Un pantalón cinco milímetros demasiado ancho en la cintura que empieza a caerse con solo meter las llaves en el bolsillo es una razón más que de sobra para pedir una talla menos (por mucho cinturón que aprietes). Por el contrario, cinco milímetros de menos se notan enseguida después de comer. Y aunque esas diferencias no se perciban conscientemente, son las responsables de que a veces un traje se quede en el armario más a menudo que otro, lo cual es una pena, porque con un par de arreglos podría convertirse en tu traje favorito.
La anchura de la pernera
Muy importante para el conjunto de la imagen es la anchura de la per-nera, pero no se suele caer en que se puede retocar. Las medidas se toman abajo, en el dobladillo, y por eso en los arreglos se habla muchas veces de la «línea de bota».

En el caso de perneras estrechas sin pinzas (y de una talla 50), la anchura de la línea de bota debe ser de 20 centímetros; con pinzas, de 22 a 25 centímetros. Eso, considerando solo un lado. Si se mide el contorno entero, lógicamente se doblará la medida. Los hombres corpulentos y no muy altos deben evitar los pantalones demasiado anchos porque achatan la figura.
Detalles del dobladillo
La línea de bota debe armonizar asimismo con el largo total. Los pantalones de calidad se venden con el dobladillo descosido para poder ajustar el largo de la pernera a las necesidades del cliente.
Quien no esté seguro de si el pantalón va a parecerle más bonito con vuelta o sin ella, debe pedirla, porque si no le gusta siempre podrá quitarla, mientras que el dobladillo metido no alcanza para hacer una vuelta. La cinta talonera que se cose a veces por la parte interior del dobladillo no es necesaria en caso de paños fuertes. Además, existen modelos de plástico que pueden llegar incluso a rayar los zapatos.
La caída del bajo perfecta
El largo de las prendas depende del corte del pantalón. Los modelos amplios se llevan más largos; los de pernera estrecha, algo más cortos. Los pantalones amplios deben arrugarse ligeramente en el empeine. Por la parte trasera, el dobladillo acabará entre la mitad del contrafuerte y el principio del tacón.

No hagas caso de los vendedores que afirmen que los pantalones deben llegar hasta la mitad del tacón (¡eso nunca!); de ser así, te estaría demasiado largo. Los de corte más estrecho se llevan incluso más cortos. Por la parte delantera solo se deben apoyar en el empeine y, por detrás, llegar al borde del zapato o, como mucho, a la mitad del contrafuerte. A veces conviene cortar la línea de bota en diagonal, es decir, por delante más alta que por detrás.
Los arreglos de la chaqueta
Solo merece la pena arreglar una americana en caso de que el largo total sea el adecuado, es decir, solo si tapa el trasero, y de que el botón de abotonadura quede ligeramente por encima del ombligo, que es el punto medio óptico del cuerpo. La posición de los bolsillos y los ojales se determina de acuerdo con la longitud total. Si esa proporción se cambiara, los bolsillos y los botones quedarían demasiado altos o demasiado bajos.

Primero se comprueba cómo sientan el cuello, la espalda y los hombros. El cuello debe ajustarse bien. Si no fuera el caso, será mejor que escoja otro traje más estrecho en esa parte, ya que los arreglos de este tipo son bastante complicados.
Por el contrario, la famosa arruga de la nuca, que se forma cuando el tejido de debajo del cuello se levanta y forma un pliegue horizontal, se puede corregir sin dificultad. Además, la chaqueta debe caer bien en la espalda y detrás de los brazos dejar visible una pequeña reserva de tela. Sin ella no se podrían mover los brazos hacia delante (por eso se llama «arruga del movimiento»).
Cómo saber si la chaqueta te está bien
Para ver si la chaqueta sienta bien en el talle hay que abrocharla y estirar del botón hacia fuera. Si se puede desplazar dos o tres centímetros hacia delante, la anchura es la adecuada. Si el margen fuera mayor, la chaqueta seria demasiado holgada. Para arreglarla, se puede meter un poco de tela en las costuras laterales. El ancho del talle depende también del estilo de cada uno.
En mi caso particular, al de arriba firmante, me gusta poder abotonarme la chaqueta sin esfuerzo, pero notar que la llevo abrochada. Muchos hombres confunden erróneamente el corte a medida con una chaqueta demasiado entallada. Cuando la chaqueta queda tirante en el vientre o si los cortes —en caso de tenerlos— se abren, es que es demasiado estrecha.
El largo de las mangas
El largo de mangas adecuado es fundamental para la impresión general que causa un traje. Si las mangas llegan hasta la mitad de la mano, la chaqueta parece demasiado grande. Si son demasiado cortas, parece muy pequeña.

El largo correcto es el que permite que los puños de la camisa asomen un poco por las mangas. Según el gusto personal y la constitución física del portador, se permiten de medio a varios centímetros.
Las mangas de los trajes hechos en sene se suelen poder arreglar. Para ello se quitan los botones, se cortan o alargan las mangas, y se vuelven a pegar. En el caso de trajes con mangas que se abrochan tal arreglo no es posible porque los ojales no se pueden correr. Por eso solo los trajes hechos a medida deberían tener ojales en las mangas.
No te olvides de las sisas
Entre las posibles adaptaciones de las mangas se cuenta también el arreglo de las sisas. Se trata de la única corrección que no se ve desde el exterior, pero que se nota mucho como portador del traje. Se debe hacer cuando la chaqueta tira en la zona de las axilas, aunque por lo demás quede perfecta y no merezca la pena probarse otra talla. Eso sí, tenga cuidado: la operación no es sencilla. Primero se deben descoser las mangas y agrandar las sisas. Luego hay que arreglar las mangas para que se ajusten a las sisas y volver a coserlas. Y eso solo lo sabe hacer un buen sastre, que se hará recompensar bien por su pericia.

