La colección primavera 2026 de Dolce & Gabbana traslada el pijama del dormitorio al armario urbano, con siluetas relajadas, tejidos ligeros y espíritu italiano.
La escena fue íntima, pero con ese punto de teatralidad que solo Dolce & Gabbana sabe manejar sin pasarse de rosca. Ayer, sábado 21 de junio, la casa italiana mostró en Milán su nueva colección para hombre primavera/verano 2026: un ejercicio de estilo que no busca impresionar desde lo grandilocuente, sino desde lo cercano, lo usable, lo reconocible. Una colección que no necesita levantar la voz para hacerse notar.
El foco, esta vez, estuvo en el pijama. O mejor dicho, en cómo un pijama puede salir de casa sin perder un ápice de estilo. Confeccionados en algodón jacquard ligero y decorados con rayas verticales de distintos anchos, los conjuntos estrella de la pasarela borran sin complejos las líneas entre la ropa de estar por casa y la de calle. El resultado es una forma de vestir con memoria, con herencia, con ese aire sartorial que requiere más precisión de la que aparenta.
Los cortes amplios y las superposiciones mandan. Chaquetas cruzadas y camisas arrugadas de forma intencionada conviven con pantalones de tiro relajado y cinturillas elásticas que sobresalen sin disimulo. El punto encuentra su sitio: cárdigans largos que rozan la pantorrilla, jerséis finísimos que casi podrían pasar por una segunda piel, y piezas hechas con cuerda que parecen tejidas por el mar y el sol.
Durante el día, los pijamas se combinan con lunares, rayas diplomáticas, americanas monocromáticas y toques de cuero. Por la noche, brillan. Y no solo por el acabado: aparecen bordados de cristal, aplicaciones hechas a mano y una sensibilidad casi escénica que no cae en lo ostentoso. Aquí, el pijama se transforma, pero no se disfraza. Es la misma pieza, solo que vivida desde otro lugar.
La paleta navega por tonos neutros —arena, crema, blanco roto—, pero se permite destellos: un azul celeste, un verde oliva, un negro que no necesita más para destacar. Los vivos en los bordes de los bóxers, los ribetes, las cintas atadas en la cintura, los complementos de noche… Todo suma sin saturar.
Hay algo muy humano en esta colección. Un tipo de elegancia que no exige esfuerzo, pero sí personalidad. Dolce & Gabbana ha construido un armario que no obliga a elegir entre comodidad y estilo, entre día y noche, entre casa y calle y lo ha hecho a su manera: como broche final, el desfile salió a la calle y los modelos desfilaron los looks de la próxima primavera por la calles de Milán, frente a la atónita mirada de los transeúntes.