La firma MÓ de Multiópticas celebrará cinco años de reinvención rodeada de celebs en un evento que une moda, música y un mensaje rotundo: «Es la hora de no renunciar a nada».
En 2020 MÓ abrió las puertas de una casa efímera para mostrar sus colecciones como se vive el verano: con amigos, música y ganas de sorprender. Desde entonces la marca ha pasado de óptica confiable a referencia cultural gracias a acciones arriesgadas que la han colado en la conversación de moda y arte. La quinta entrega, bautizada Casa MÓ Solesea, hereda esa filosofía pero sube la apuesta… El próximo 5 de junio Madrid será escenario de un atardecer colectivo y participativo donde profesionales de la moda y rostros conocidos descubrirán la nueva colección bajo el lema «Es la hora de no renunciar a nada».
Cinco años que cambiaron el rumbo
Lo que comenzó como un experimento se ha convertido en un motor de reputación. Cada edición ha acompañado la escalada comercial de Multiópticas, hasta superar el millón de gafas MÓ vendidas cada año, prueba de que cuando la experiencia acompaña al producto, el público responde.
Cada edición atrae a prensa especializada, creadores digitales y público que busca algo distinto. Ese formato híbrido, que mezcla espectáculo presencial y conversación social, ha situado a Multiópticas en la agenda cultural del inicio del verano.
Así será Casa MÓ Solesea
La edición de 2025 gira en torno a los matices del ocaso. El espacio, creado para envolver al visitante en colores anaranjados y azules suaves, combina instalaciones artísticas con zonas de relax y gastronomía local. Moda, música en directo y catas pensadas para despertar los sentidos convivirán con los icónicos modelos de la marca.
La programación comenzará en plena «hora dorada» y se alargará hasta la noche, reforzando la idea de que luz y sombra pueden convivir sin renuncias. Cada momento recordará a los asistentes que elegir ya no implica dejar algo fuera.
Los embajadores que dan rostro al mensaje
Ángela Molina pone la veteranía y la fragilidad tenaz de quien sigue guiándose por la intuición. María Pedraza retoma su faceta de bailarina y habla de mostrar debilidad sin perder fuerza. Manuel Carrasco firma la banda sonora con una versión acústica de “El grito del niño” y defiende crecer sin diluirse. Grison se mueve entre melodía y comedia para reivindicar la vida sin filtro, y Nil Ojeda recuerda que la autenticidad es capaz de plantarle cara «al algoritmo».
Sus testimonios protagonizan un único plano secuencia rodado en Mallorca, donde la cámara sigue la luz crepuscular que se refleja en monturas y lentes. El resultado es un mosaico que demuestra que hay muchas formas de mirar pero un deseo común: encontrarse cómodo en la propia piel.
Solesea: la colección que viste la luz
La línea veraniega apuesta por monturas ligeras en acetatos translúcidos y metales finos. Colores como ámbar, lavanda y mar verdoso replican el cielo de la isla justo después de la puesta de sol. Las lentes fotocromáticas adaptan la intensidad para evitar que la escena se pierda detrás de un cristal opaco.
La colección incluye accesorios que alargan la utilidad de las gafas: pouches impermeables, cordones trenzados y pareos reversibles. Nada está pensado para un único momento; todo acompaña desde la primera alarma hasta la última sobremesa y extiende su propio brillo urbano.
Un futuro construido sobre cercanía
Carlos Crespo, director general, resume la filosofía de la casa: diseño, precio justo y trato humano al mismo nivel. Ese equilibrio impulsa iniciativas como la Fundación Multiópticas, que lleva exámenes visuales gratuitos a la infancia vulnerable. Así, el atardecer de Solesea se entiende también como promesa de largo plazo: la luz seguirá encendida mientras haya historias que contar. Porque la moda duradera escucha la voz real de la calle.